MARTIRES RONDEROS
En nuestro trajinar por los diferentes pueblos y caseríos del departamento y del Perú, encontramos que tanto las fuerzas armadas, como los ladrones grandes y chicos, declararon una guerra sin cuartel a las rondas campesinas y a sus dirigentes. Muchas compañeras quedaron viudas, niños huérfanos. Todos los métodos de amedrentamiento se aplicaron, desde la amenaza de muerte, hasta presiones psicológicas, encarcelamiento, persecución y calumnias, tales como; terrorismo, usurpación de funciones, secuestro y todas las leguleyadas que el sistema opresor tenía y tienen a su alcance. El objetivo, era impedir que las rondas campesinas se expandan y se fortalezcan como así fue.
En el nororiente peruano muchos son los ronderos asesinados por el enemigo, la mayoría de crímenes fueron realizados en complicidad y a sabiendas de las autoridades, quienes protegían a los asesinos. En 1987 y 1988, los ronderos de Jaén y San Ignacio, pierden a dos ejemplares ronderos Arcenio Gibaja Alva y Ercila Lalangui Criollo, esta compañera murió en una movilización, cuando la policía reprimió violentamente la marcha y le causó un traumatismo encéfalo craneano. En 1989, es asesinado Juan Huamán Huamán respetado dirigente y catequista que cumplió uno de sus más caros anhelos “Continuar la obra liberadora de Cristo....” hombre con quien sin descanso forjamos la construcción de las rondas en el valle del río Tabaconas, que luego influenciaría hasta Huancabamba.
En cada uno de los pueblos cayeron hermanos ronderos, en las provincias, en las noches frías de ronda, podríamos seguir enumerando; los mártires del Comité Zonal “20 de mayo”- San Miguel, Santa Clara en chota, asesinados vilmente en Masintranca en 1987, en una operativo terrorífico realizado por las fuerzas policiales al servicio de la opresión y la avaricia. Otros son los mártires anónimos que entregaron su vida por nuestra gloriosa organización, a ellos les rendimos nuestro más firme homenaje.
Los mártires ronderos perdieron su fecunda existencia en la lucha por la paz con justicia social, la democracia y la tierra. Los representantes del mal quisieron matarlos del todo y con ello amedrentar y aniquilar el movimiento rondero, vano intento. Nuestros mártires forman parte del alma colectiva y viven en el corazón de los ronderos y del pueblo, como sustento espiritual que da fuerza y alienta a los miles de jóvenes ronderos que se suman a la lucha por justicia, libertad y tierra, sueños que son credo e ideales nuestros.
Testigos imborrables de la entrega de nuestros mártires son los fornidos romerillos, huayacanes, robles y michinos, que los vieron pasar cada noche helada de ronda, con poncho, machete y sombrero; los ríos de nuestra región que escucharon su voz de aliento y de firmeza, ellos viven en nuestros corazones y sufren mucho cuando los cobardes tratan de dividirnos, otros se arrepienten y pasan al bando enemigo.
En cada histórico congreso departamental o nacional juramos seguir su ejemplo y los mandamientos del rondero. ¡Honor y gloria a los mártires ronderos!